sábado, 12 de noviembre de 2011

El papel



¿Qué tendrán esos papeles que provocan tantas sensaciones?

Te paras frente a una vidriera, tocás tu bolsillo, en el cual está el papel, y sentís poder. El poder de elegir que cosa te vas a llevar y en que cantidad. Le entregas al vendedor ese papel, éste te da lo que querés y más papeles. Guardas tus nuevos papeles entre otros papeles, de diferentes colores quizás, pero que te siguen dando poder. Papel a cambio de chicles, papeles a cambio de comida, papeles a cambio de un remedio, papeles a cambio de un reloj, de una puerta, de una remera, de un placard. Papeles y más papeles. Te regalan un papel colorido y te ponés feliz, perdés el papel en un descuido y te deprimís. Prestás el papel y sentís un vacio, si no te lo devuelven te sentís aún peor. Trabajás por tener muchos papeles, que te van a servir para obtener lo que querés. Pero ¿Cuándo los papeles no alcanzan? Si no hay papel hay préstamos, porque no podés dejar de consumir, entonces te tienen que prestar una cantidad de papeles para vivir, que luego devolverás pero en mayor cantidad. Papeles de colores, hechos de algodón, caras, números… Siguen siendo en trozo de nada. ¿Quién les puso su valor? Se mata por obtener papeles, porque dan poder. Se quiere poder para tener más papeles… Se especula con los papeles, se acumulan los papeles. El mundo gira en torno a ellos: retazos de nada, caras dibujadas, cifras, seriales, balances, cambio… Y nadie se da cuenta de lo condicionada que está nuestra vida por estos pequeños trozos de papel…

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